Castillo de Senigallia
El 9 de Octubre de 1502, en Magione, cerca de
Perusa, se reúnen varios “condotieros” al servicio de César Borgia con el
objetivo de traicionarle, al parecer el cabecilla de la conjura era Vitellozzo
Vitelli acompañado de Oliverotto de Fermo junto con el duque Paolo Orsini y el
duque de Gravina Orsini, estos últimos miembros de la poderosa familia Orsini
que en esos momentos tenía un Cardenal en Roma y al Arzobispo de Florencia.
César estaba en Ímola decidido a marchar sobre Bolonia y acabar con el tirano
Juan Bentivoglio que la mandaba. Los conjurados creen que César va ha tener
demasiado poder y creen que ya no cuenta con el apoyo del rey de Francia, que
ha llegado el momento de pararle los pies. Además querían repartirse entre
ellos las plazas de Urbino que habían conquistado en la última campaña con y
para César Borgia. Acuerdan apoyar al tirano de Bolonia y mandan emisarios a Florencia
pidiéndole ayuda para acabar con César, mostrándoles que es un enemigo común.
A continuación toman
el castillo de San Leo que pertenecía a César, al saberse esta conquista se
sublevó todo el Ducado de Urbino, proclamando como nuevo señor al antiguo
duque Guido Ubaldo al que César había
desposeído hacia unos meses. Acabaron de conquistar las fortalezas de Urbino
que eran de César y volvieron a mandar una embajada a Florencia comunicándoles
que el Valentino ya estaba derrotado y que se uniesen a ellos para acabar con él.
Pero la Señoría de Florencia, seguramente bien aconsejada por su Secretario
Nicolás Maquiavelo, decidió no unirse a los rebeldes y mandaron a Maquiavelo
ante César a ofrecerle refugio y auxilio contra los traidores.
Nicolás Maquiavelo
César está en Ímola y
tiene pocas fuerzas a su disposición, necesita un poco de tiempo, ve que le van
a presentar una guerra inminente, tiene que distraer a los traidores, mientras
se pone a reclutar nuevas fuerzas a base de dinero (mercenarios), el dinero lo
tiene sobrado, al mismo tiempo pide ayuda a su señor el rey de Francia Luis XII,
también manda emisarios a los sublevados con proposiciones de arreglar la
situación. Los traidores siguen avanzando y en Fossombrone una pequeña tropa
del Valentino, al mando de Miguel Corella (alias Michelotto), su hombre de
confianza, les hace frente perdiendo algunos hombres, al final tienen que
retroceder, la tropa de los sublevados es muy superior. Es el momento en que
César se muestra un maestro en el arte de la simulación y el engaño: les manda
emisarios proponiéndoles un acuerdo, les dice que están empleando las armas
injustamente contra él (se muestra conciliador y dialogante) ya que todo lo
conquistado en el Ducado de Urbino no lo quiere para él, que sus propietarios
legítimos eran ellos que para eso lo habían conquistado y que él se conformaba
con el título de Príncipe de Urbino. Logró convencerles de momento,
consiguiendo que cesaran los ataques, al tiempo que los sublevados mandaron a
Paolo Orsini y al Duque de Gravina a continuar el acuerdo con César en persona.
Mientras tanto,
César, va recibiendo los refuerzos y los va distribuyendo en diferentes puntos
de la Romaña, evitando llamar la atención y alarmar a los enemigos. Tiene
noticia de las fuerzas que ha recibido y son cuantiosas, eran ya suficientes
para haber derrotado a los traidores en el campo de batalla, pero decide seguir
con el engaño, era más seguro, útil y barato. Halagó con regalos y atenciones a
los dos embajadores llegando a un acuerdo de paz con los sublevados, por dicho
acuerdo les confirmó a todos en los cargos que tenían antes con él, prometió no
invadir ni molestar al tirano de Bolonia, que eran libres de presentarse ante
César cuando ellos quisieran y les entregó 4.000 ducados de oro al contado, los
aliados, por su parte, prometían restituirle como Duque de Urbino, apoyar a
César en sus expediciones y no hacer guerra con nadie sin su autorización.
Vitellozzo Vitelli y Oliverio de Fermo que conocían mucho a César no lo tenían
claro, pero las atenciones dispensadas por César a Paolo Orsini y al Duque de
Gravina surtieron el efecto deseado por el Valentino y los convencieron a
firmar el acuerdo. Oliverio de Fermo en persona fué ante César, que estaba en
Cesena, para ver que nueva empresa iban a realizar para César, podían invadir
la Toscana y, si no, podían atacar Senigallia. El Duque Valentino les dijo que
la Toscana no, ya que eran amigos suyos, pero le parecía bien que marcharan
contra Senigallia.
Papa Alejandro VI
De inmediato César
mandó a gente de su total confianza a hablar con el castellano de la fortaleza
de Senigallia. Al poco tiempo los conjurados comunicaron a César que Vitellozzo
había tomado la ciudad de Senigallia pero que el gobernador de la fortaleza se
negaba a rendirlo a un “condotiero”, que deseaba entregarlo y pactar personalmente
con el Valentino y con nadie mas, por lo que le pedían a César que fuera a
recibirlo. A mediados de diciembre marcha al frente de su ejército desde Cesena
hasta Fano, allí se dispuso a finalizar “el bello engaño”, licenció al ejército
francés para no infundir la más mínima sospecha en los conjurados y a
continuación mandó recado a los dos Orsini para que, si les parecía, le acompañaran
a él para que, con Vitellozzo y Oliverio, entrar juntos en Senigallia. Dio
instrucciones exactas a ocho de sus más fieles para cuando se encontraran a las
puertas de la fortaleza con los cuatro conjurados, anticipándolos a su llegada,
desplazó a parte de su ejército (10.000 infantes y 2.000 caballos) a cuatro
millas de Senigallia. El 30 de Diciembre de 1502, el Valentino salió de Fano,
llegando al día siguiente a donde había apostado a su ejército, con el que
marchó al frente hasta una milla de la población, allí dejó a su ejército, y
una vez llegado a las puertas de Senigallia, comprobó que Oliveiro disponía una
tropa de mil infantes rodeando la fortaleza, salieron a recibirle los cuatro conjurados,
César los saludó con extrema amabilidad y cortesía y juntos entraron en la
fortaleza. Las puertas de la ciudadela se cerraron a sus espaldas, el ejército
de César ya estaba cayendo sobre los mil infantes de Oliveiro que rodeaban la
fortaleza. El resto del ejército de los conjurados que estaba acuartelado a
tres o cuatro millas de Senigallia, cuando se enteraron de lo que estaba
ocurriendo se marcharon. Dentro del castillo los hombres de César, apostados
previamente, detuvieron y desarmaron a los cuatro traidores. Miguel Corella
“Michelotto”, el hercúleo valenciano que era la temible mano derecha de César,
utilizando una cuerda de violín, estranguló a Vitellozzo Vitelli, Oliveiro se
puso a llorar implorando perdón y acusando a Vitellozzo de ser el causante de
la traición a César, no le valió para nada, él fué el segundo al que estranguló
Miguel Corella. A Paolo Orsini y al Duque de Gravina Orsini los mantuvo vivos
en un calabozo. El día que le comunicaron a César que su padre, el Papa
Alejandro VIº, había apresado al Cardenal Orsini en Roma y al Arzobispo de
Florencia, acusados de alta traición, y se les había desposeído de todos sus
bienes y propiedades, era el 18 de Enero de 1503, cuando César mandó que
también fueran estrangulados, en la cárcel, los dos Orsini.
Michelotto Corella
Un Príncipe no
podía ser comprensivo ni compasivo con los traidores, Maquiavelo, que vivió
estos hechos cerca de César, se maravilló de la simulación, el sigilo y las
perfectas maniobras de César, atendiendo todos los detalles, para engañar y
castigar a los que le habían traicionado.