Publio Cornelio Escipión "Africanus"
En el 204 a.C. el
ejército romano desembarca en Africa empezando el acoso a los cartagineses. El
Senado de Cartago llama a Aníbal y éste en el 203 a.C., tras mas de 14 años en
Italia guerreando, desembarca con sus tropas en territorio cartaginés, en
Africa, su retorno reforzó la moral del ejército. La batalla decisiva tuvo
lugar en Zama, el 19 de Octubre del 202 a.C. Los cartagineses al mando de
Aníbal contaban con una infantería superior, unos 32.000 (de los cuales 15.000
eran veteranos de sus campañas en Italia) y los romanos al mando de Publio
Cornelio contaban con una caballería mayor y mejor que la cartaginesa. En
total, unos 40.000 soldados por bando, estaban bastante igualados. Los
cartagineses tenían 80 elefantes de guerra que eran el terror de los soldados
romanos. La táctica de Cornelio Escipión era superior a la que venían empleando
los ejércitos romanos, sin duda había aprendido de la utilizada por Aníbal en
Italia. Este trató de emplear la misma estrategia que utilizó en Cannas, pero
su caballería era inferior, la mitad de la que disponían los romanos, por lo
que el intento de encerrar al ejército romano fracasó, Cornelio Escipión no se
dejó envolver, los cartagineses sufrieron una gran derrota, murieron mas de
25.000 soldados, el ejército romano sufrió unos 2.500 muertos. Fue la primera
derrota de Aníbal en batalla campal contra los romanos, la única y la última. A
partir de su victoria en Zama, la historia añadió al nombre de Publio Cornelio
Escipión el “Africanus” que ya le acompañará para siempre.
En el 201 a.C. Roma
y Cartago firmaron un tratado de paz, Aníbal decidió dedicarse a la política,
ya tenía 46 años, y entró en el partido democrático, el otro gran partido era
el de los oligarcas conservadores. Fue elegido “sufete”, el cargo mas alto del
Senado Cartaginés, restauró la autoridad y el poder del estado, los oligarcas
lo vieron como una amenaza a su estatus y lo acusaron de traicionar a Cartago
al no haber tomado Roma cuando tuvo la oportunidad. Como respuesta Aníbal acusó
a los oligarcas de no haberle apoyado ni haberle mandado refuerzos en su
campaña en Italia, haciéndolos responsables de la derrota de Cartago ante Roma,
como consecuencia de ello dijo que el tributo a pagar a Roma todos los años,
como consecuencia del tratado de paz, no debía de pagarlo el Estado sino los
oligarcas, por lo tanto empezó a legislar e imponerles impuestos
extraordinarios. Cartago prosperó, se hacían muchas obras públicas y el
comercio se activó, la población volvía a ver el futuro con mas optimismo
después de la gran depresión que había ocasionado la derrota en Zama ante Roma.
Los oligarcas no se enfrentaron abiertamente al sufete, lo que hicieron en el 196
a.C. fue llamar a los romanos, los cuales al ver la nueva prosperidad que
estaba alcanzando Cartago con Aníbal como sufete, exigieron al Senado
cartaginés la entrega de Aníbal. A partir de ese momento, y temiendo alguna
traición, decidió exiliarse voluntariamente en el año 195 a.C.
Antíoco III El Megas
Marchó a ofrecerse al
rey del Imperio Seléucida, Antíoco III Megas, ya que éste estaba preparándose para luchar
contra Roma, Aníbal fue recibido en Éfeso con honores militares. Pronto se dio
cuenta que las fuerzas con que contaba Antíoco eran insuficientes para
enfrentarse a un ejército romano, le aconsejó al rey equipar un ejército y una
flota en condiciones para luchar contra los romanos y él se ofreció a mandarla,
pero los celos, envidias y temores de los cortesanos y consejeros que rodeaban
a Antíoco, propiciaron que el soberano no le confiara un puesto importante en
el ejército. Al parecer ejerció como consejero político del rey durante el
tiempo que permaneció con el, no como general, tampoco parece que Antíoco
siguiera los consejos de Aníbal ya que, cuatro años después, lo pagaría muy
caro al ser derrotado por Roma en las Termópilas (191 a.C)(no confundir con la
batalla del mismo nombre en el año 480 a.C. de la Segunda Guerra Médica entre
los 300 soldados de Esparta con su rey Leónidas Iº al frente, contra el
ejército del Imperio Persa mandado por su emperador Jerjes Iº) y en la Batalla
de Magnesia (190 a.C), precisamente por el cónsul Lucio Cornelio Escipión
“Asiático” ayudado por su hermano “El Africano”, lo que le costó entregar a
Roma parte importante de su imperio y pagar un tributo anual cuantioso.
Continúa en la Parte 5ª...
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